
De noche, las calles teñidas de color ámbar se vuelven acogedoras, el rocío que nos envuelve junto al frió helado de invierno nos hace sentirnos diferentes, felices. La familia que encuentras al llegar a casa te llena por dentro, ver la sonrisa de tus parientes, sobretodo de los más mayores, multiplica esta sensación. Todos juntos con el fuego de fondo, pintan una imagen conmovedora, una imagen imposible de materializar pero que se guarda dentro, dentro de nosotros.
En estas fechas no existen las preocupaciones, todo es alegría y felicidad, solo hay que saber tratar estos sentimientos para que no se escapen y nos quede un vacío, nada te puede estropear los últimos días del año. A todos estos sentimientos positivos se les añaden otros más: la nostalgia y la melancolía que pasean a nuestro alrededor, avisándonos del fin de año y de la apertura de otro. Cuando esta entra en acción llega el momento de los propósitos para el año que viene, simples motivaciones que nunca se cumplen, pero que al fin y al cabo motivaciones son.
La Navidad no solo son regalos, banquetes y constantes coloquios absurdos, la Navidad es sentimientos, emociones y sensaciones infinitas.
FELIZ NAVIDAD
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