Me dejaste, solo,
ahogado en pesar,
mas no en llanto.
Con la esperanza
de no dañarme,
te fuiste,
con vagas excusas.
Sentí como si
hubieran arrancado
mi corazón.
O quise sentirlo.
¡Pero no!
Tuviste que tener piedad
tuviste que herirme,
sin quererlo, pero lo hiciste.
Más que intentándolo.
¡Maldita concepción de lo correcto!
¡Ojalá me hubieras arrancado
el corazón, allí mismo!
Ojalá, ojalá no tuviera
que estar condenado.
Condenado a vivir,
recordando.
Recordando lo que un día
fue mi corazón.
Preferiría mil veces
verlo morir fuera de mi cuerpo
a sentirlo muerto dentro mía.
Ojalá hubiera muerto,
para no tener estos recuerdos,
estas imágenes,
un corazón sin color.
Un gráfico de barras.
Tengo miedo a tenerte,
a perderte. Pero no a
amar, aunque sea de lejos.
Miedo a sentir que puedo
perder mi corazón.
Miedo a que el riesgo
no merezca la pena.
Miedo a no perder
mi corazón si te pierdo.
Miedo a sentirme muerto,
en vida. Viviendo mientras
muero recordándote.
Un corazón si función.
Un corazón que no siente,
¡sin sentido!
Un poema sin rima.
martes, 17 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario